Las lesiones por presión (también llamadas llagas, escaras y úlceras de decúbito) son lesiones en la piel y el tejido inferior que resultan de una presión prolongada sobre la piel. En la mayoría de los casos, las escaras se manifiestan en la piel que recubre las partes óseas del cuerpo, como talones, tobillos, caderas y coxis.
Todos los tejidos y órganos del cuerpo, necesitan oxígeno para funcionar. El oxígeno es transportado en la sangre a través de las venas y llevado a todo el cuerpo. Cuando el oxígeno deja de llegar a algún órgano o tejido, este empieza a degradarse rápidamente.
Este es el proceso que suceda en una lesión por presión; cuando un paciente está inmóvil por periodos prolongados de tiempo, la presión sobre las zonas de contacto del cuerpo, hace que el tejido empiece a degradarse a nivel celular y va avanzado hasta llegar a las capas superficiales de la piel. Las lesiones por presión básicamente son producto de la asfixia de la piel.
Es prioritario entender que lo más importante para sanar una lesión por presión, es liberar la presión de la zona de contacto. Las cremas, ungüentos u otras soluciones tópicas, no liberan la presión de la zona anatómica por lo que no sirven en absoluto para cerrar una lesión por presión. El tratamiento consistirá en asegurar que la herida no se infecte a través de soluciones especializadas, liberar la presión e ir ajustando el tratamiento priorizando el cierre de la herida.